De honor y honores…

El honor es la principal divisa del Guardia Civil una vez perdido no se recobra jamás. Así empieza el articulo uno de la Cartilla del Guardia Civil, escrita en el año 1844 por el Duque de Ahumada.

El Duque de Ahumada

Y cuando de honor se habla, hay que hacer distinción entre honor y honores, el primero ha sido una cualidad del hombre llano, recto y cabal que cumple con su obligación pese a las penurias, que cumple con lo impuesto en las leyes y hace lo que tiene que hacer para vivir honradamente, sacar a su familia adelante, educar a sus hijos, sin delinquir y actuando de forma recta. Como decía mi abuelo «hombres que se visten por los pies»

Los honores son aquellas cualidades, no propias del individuo con las que muchos se arrogan, para disimular su falta de honor, para que no se vea ante el pueblo llano ni su cobardía, ni los instintos que le mueven, casi siempre espurios y faltos de esa honradez que mueve a las personas con honor.

El honor se adquiere con el comportamiento diario para con los demás, Ese Soldado, ese Guardia Civil, que acude a realizar su trabajo todos los días, cada vez con más recortes en su salario, que trata de cumplir con lo ordenado al mismo tiempo que intenta dar un buen servicio al ciudadano, cada vez con peores medios, ese si tiene honor.

Tiene honor ese Guardia que a las dos de la mañana está pasando frio intentando pillar a unos ladrones de cable que están esquilmando las haciendas de los ciudadanos a los que esos treinta metros de cable les procuraban la luz para el riego de sus campos. Pasando frio y, pensando que si coge un resfriado y tiene que coger una baja le van a quitar 180 Euros del pan de sus hijos.

No tiene honor ese Mando que llega en el coche a firmar la Papeleta y que sin bajarse del coche, la firma bajando dos dedos la ventanilla para que el frío no entre en el coche.

Recuerdo a mi buen General Sierra Tabuenca, un hombre que salía a correr con sus hombres, que iba a su lado. Al difunto Francisco Javier Pontijas Deus, hombres por los que daría un brazo sin pensarlo siquiera, que les seguiría a donde me ordenasen porque tenían honor, Se ponían al frente de sus hombres, con una mochila si cabe de igual tamaño que ellos y avanzaban dirigiéndolos.

Leo con auténtica devoción alguna de las perlas del General Davila en twitter, auténticas arengas de buen militar, mientras veo a militares sin honor de medio y alto rango solo pensando en conseguir la estrella siguiente, en conseguir honores en vez de tener honor.

Es algo vox-populi y, realmente sorprendente que quien tiene más medallas normalmente se encuentra sentado en una oficina, el que tiene más honores, no ha estado en primera linea, honores y no honor es lo que tienen.

Veo militares pensando en «mejor no tener problemas», pensando que sus hombres solo se dedican a dormir y que no trabajan, que tratan a sus hombres como escoria, pensando a la hora de repartir el trabajo que solo ellos tienen familia, sin duda hombres sin honor.

De hombres con honores y sin honor esta esté país lleno, solo hace falta mirar el telediario, cuantos más honores, casi seguro menos honor, Aprendamos a distinguirlo.

No puedo dejar de pensar que si algunos, no todos, los políticos, los altos cargos de la Administración, de la política y del Ejercito tuvieran más honor y menos honores nos iría mucho mejor, con ese post quiero dar la razón a J. M. Blanco y mi amigo Gil Garre en sus twits de esta mañana en twitter.

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